domingo, 25 de octubre de 2009

El KM 37

El viernes antes de la Maratón hablé por chat con David que estaba en EE. UU.
David es un amigo que de un día para el otro se encontró internado con Síndrome Cerebeloso bilateral (Ataxia), síndrome piramidal derecho subagudo y disartria; esto implica problemas motrices y severa dificultad para hablar.
Luego de casi 6 meses de estudios (comenzando en Argentina y siguiendo en EE. UU.), David entendió que estaba afectado de Lyme: una enfermedad infecciosa causada por una bacteria que es transmitida por las garrapatas y afecta el sistema nervioso.
Nos pusimos al día (no hablaba con el así casi 5 meses) y se me ocurrió que en vez de darle un mensaje de aliento, era mejor preguntarle si tenía ganas de expresar algo. Me habló de la vida, de la importancia de no hacerse grandes problemas, de la fuerza de voluntad, y otras cosas que no emocionan ni tienen tanto sentido ahora que las enumero, pero sí lo tuvieron cuando él las mencionó.
Cuando me tocó hablar, me dió calor mi situación: los 6 meses que él estuvo internado sin poder hablar ni caminar yo había estado entrenando para correr mi primer maratón. Sinceramente, no podríamos tener situaciones mas opuestas. Pero, como afirma el dicho popular, “todos los extremos se tocan.” ¿Cómo se da en este caso? A través de la voluntad, de la fuerza para continuar.
Hablar con David antes de la carrera hizo que me de cuenta de que no podía tener miedo a no llegar, o a que se me acabara la voluntad (como me había pasado hacía dos meses atrás en una carrera en San Pedro de 30 Km) y que, sea como sea, para honrar todo el esfuerzo que él está haciendo, iba a completar los 42 K.
Atravesado por estos pensamientos cruce la línea de largada.
Ya en el kilómetro 3, escuchando el tema “Aquarela du Brasil” me di cuenta de la excelente decisión que había tomado al llevar el ipod.
Recomiendan no hacer nada nuevo el día de la carrera y como no acostumbro correr con música estaba en duda.
Los primeros 30 kilómetros no pudieron haber transcurrido mejor. Iban pasando tal cual los había visualizado los días anteriores en lo que los expertos llaman “visualización de carrera”. A todo esto tengo que agregar el incondicional apoyo de mi viejo, un experimentado maratonista (con 11 maratones en su haber) y su pareja quienes me acompañaron mitad de la carrera cada uno.
Llego el km 35 y no podía creer lo cerca que estaba. En ese momento empecé a sufrir calambres, pero traté de no preocuparme. Sabía que iban a aparecer y desaparecer. Algo cíclico.
Todo el mundo habla del Km 30 como el muro o pared: técnicamente las reservas de glucógeno del cuerpo sólo alcanzan para 30 kilómetros. Cuando se agotan, el cuerpo opta por las reservas de grasa que no pueden ser quemadas tan eficientemente, lo que implica un dramático cansancio (fundamentalmente en las piernas)
Pero como yo ya iba por el Km 35 y no había sentido tal cosa me dije a mí mismo “esto es para los boludos”.
Como en otros aspectos de mi vida, sólo hace falta que me agrande un poquito con un tema para que me de cuenta de todo lo que me falta aprender.
Fue en el Km 37: fundí biela, knock out. La pared y el muro juntos, la Tota y la Porota. Sentí un pinchazo en la rodilla y tuve que parar. Fue lo más parecido al dolor que tenia cuando me diagnosticaron tendinitis, casualmente en esa misma rodilla.
Restaban 5 kilómetros 195 metros. Opción A, abandonar. Opción B, seguir. B.
Del Km 37 a 39 pude alternar un poco de trote con caminata. Corría 3 minutos y caminaba otros 3. Pero el dolor era cada vez más fuerte, así que esa combinación fue disminuyendo.
Llegue al Km 42 caminando. Cualquiera hubiera dicho: “listo, te quedan 200m, terminá corriendo”. Les juro que el dolor era tal que sólo corrí los últimos 50 m. Cruce la línea. Game over.

Correr una maratón es una prueba muy dura. Se requiere disciplina, constancia y voluntad. No sólo en la carrera misma, sino también en todo el trabajo anterior. Terminarla merece ser reconocido.
Pero también lo merecen (y cuánto mas) los que luchan todos los días. Y no porque eligen correr una maratón, sino porque de pronto su vida se transforma en una.
Amigo Dave, como te había prometido, TE LA DEDICO. FUERZA.
Pd: Pueden ayudar a mi amigo entrando a http://ayudemosadavid.com/

2 comentarios:

  1. Alta crónica...va a ser un placer seguir sus relatos, dotor.

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  2. Hey!! te comenté hace un tiempo!! se borró?

    ya me podés seguir.... espero que vos sigas el tuyo, que empezó muy bien!
    abrazo

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